La apnea del sueño y la diabetes

Ambas enfermedades generan un círculo vicioso muy peligroso.

Cuando se padece apnea obstructiva del sueño, durante el sueño se producen interrupciones de la respiración (obstructiva, del latín:  «bloqueado» ; apnea, del griego: «interrupción de la respiración»).

 

Estas interrupciones de la respiración pueden durar más de un minuto, hasta que el paciente genera un ronquido explosivo al intentar tomar aire desesperadamente y reanuda su respiración normal.

 

Es un dato poco conocido, pero las personas que padecen apnea del sueño corren un riesgo enorme de sufrir diabetes tipo 2. Este hecho se hace más comprensible si tenemos en cuenta que las frecuentes interrupciones de la respiración durante el sueño y los despertares violentos que provocan someten al cerebro y al cuerpo a un gran estrés. En las personas que padecen apnea del sueño, durante la noche se genera una gran cantidad de hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol. Estas hormonas aumentan la presión arterial durante el sueño y liberan las reservas de azúcar almacenadas en el hígado. Al mismo tiempo, las hormonas del estrés inhiben los efectos de la insulina generada por el organismo. Todos estos fenómenos nocturnos hacen que la presión arterial se mantenga alta permanentemente. Un exceso de azúcar en la sangre causa sed («boca seca») y ganas de orinar durante la noche. Además, los despertares repentinos interrumpen el descanso nocturno. Por tanto, el cuerpo no puede regenerarse lo suficiente, ya que esta enfermedad impide por completo la posibilidad de disfrutar de un sueño reparador. A largo plazo, estos fenómenos acarrean lo que se denomina «resistencia a la insulina», que es una de las causas principales de la diabetes tipo 2.

 

Cuando el paciente ya padece diabetes tipo 2, una apnea obstructiva del sueño actúa como un «combustible adicional», ya que las interrupciones frecuentes de la respiración agravan esta enfermedad. Cabe añadir que, debido a ello, muchos diabéticos no logran equilibrar sus niveles de azúcar en sangre. 

 

Se estima que casi el 60 % de los diabéticos padecen trastornos respiratorios relacionados con el sueño. Esto demuestra que existe una reciprocidad entre la apnea del sueño a la diabetes tipo 2. Evidentemente, ambas enfermedades ejercen una influencia negativa una sobre otra. La apnea del sueño aumenta el riesgo de diabetes y la diabetes, a su vez, empeora el cuadro sintomático de la apnea del sueño. De este modo, se genera un círculo vicioso que puede resultar letal.

 

Por desgracia, estas dos enfermedades tienen otros efectos recíprocos desastrosos. Ya que tanto la apnea obstructiva del sueño como la diabetes tipo 2 incrementan el riesgo de sufrir infartos o derrames, su combinación puede ser sumamente peligrosa. Cuando alguien padece ambos trastornos simultáneamente, los riesgos de sufrir afecciones cardiacas y circulatorias no solo se duplican, sino que aumentan drásticamente.

 

Por ejemplo, los derrames y los infartos que pueden afectar a personas de todas las edades suelen ser causados por la desastrosa combinación de la apnea del sueño y la diabetes tipo 2.

 

Actualmente, la apnea del sueño ya puede curarse con una operación indolora, por lo que pueden tomarse medidas preventivas para evitar dichas consecuencias fatídicas.

Gracias a un método quirúrgico único en el mundo desarrolladopor el profesor Sailer y denominado  «Rotation Advancement» , la apnea obstructiva del sueño se cura para siempre. A menudo  también tiene un efecto muy positivo en la evolución de la diabetes tipo 2.