Tratamiento con marcapasos de lengua

(Esta terapia no se emplea en la clínica Professor Sailer, ya que no cura la apnea del sueño.)

Dado que las interrupciones respiratorias y los trastornos respiratorios tienen efectos negativos en el sistema cardiaco y circulatorio, se están probando nuevos tratamientos, como el marcapasos de lengua.

Bajo los auspicios de la Berliner Charité, en el año 2012 empezaron a implantarse marcapasos de lengua en algunas personas afectadas. Su objetivo es evitar las interrupciones respiratorias durante el sueño y, consecuentemente, los ronquidos.

 

El marcapasos de lengua (al igual que el marcapasos cardiaco) se coloca bajo la clavícula de la persona que padece apnea del sueño. Una sonda conectada al dispositivo con un cable mide los movimientos del diafragma en la zona de las costillas y registra los movimientos respiratorios y la frecuencia respiratoria. Si el marcapasos de lengua detecta pausas peligrosas en la respiración, estimula el nervio de la lengua (hipogloso) mediante un impulso eléctrico. Este proceso tensa el músculo de la lengua para que esta no se desplace excesivamente hacia atrás y obstruya las vías respiratorias.

En teoría suena muy bien, pero en la práctica tiene unas limitaciones considerables. La principal limitación es que no todos los pacientes pueden someterse a este tratamiento. Algunos de los criterios de exclusión son tener la mandíbula demasiado pequeña, sobrepeso, amígdalas agrandadas o enfermedades cardiacas preexistentes. Según los expertos, tan solo entre el uno y el dos por ciento de los afectados se plantean someterse a esta costosa operación. El motivo principal es que precisamente los factores restrictivos que hemos indicado suelen darse más a menudo en las personas que sufren apnea.

Pero el principal punto crítico de este generador de impulsos implantable (GII) es el hecho de que este método no ataja de raíz el problema y, consecuentemente, no cura la enfermedad, sino que se trata de una mera terapia sintomática. En otras palabras, los síntomas de la apnea del sueño simplemente se reducen parcialmente, y únicamente cuando el dispositivo se utiliza todas las noches. Un primer estudio de gran magnitud con 126 pacientes, publicado en el «New England Journal of Medicine», demuestra que el marcapasos de lengua reduce las interrupciones respiratorias tan solo en un 68 % de media. Por lo tanto, los pacientes que se someten a la implantación del marcapasos siguen padeciendo los síntomas.

Mediante la implantación quirúrgica de los electrodos estimuladores puede dañarse el nervio de la base de la lengua, lo cual puede acarrear problemas de movilidad en la misma, problemas al tragar y trastornos del habla. Además, al conectar los electrodos al GII existe el riesgo de que se dañen las venas grandes, por ejemplo los vasos sanguíneos del cuello, así como los nervios. En ese caso, el paciente debe someterse a otras intervenciones en la zona del cuello y el pecho. En algunos casos también se han observado reacciones alérgicas o intolerancia al material empleado. Los pacientes que las padecen deben someterse a una nueva operación para retirar el marcapasos de lengua.

Además, la pila del sistema de estimulación debe cambiarse con regularidad. Dependiendo de la duración de uso, se cambia cada seis o siete años, lo cual hace necesaria una nueva intervención quirúrgica.    

Puesto que el tratamiento con marcapasos de lengua se introdujo tan solo hace unos cinco años, todavía no disponemos de datos fiables sobre su tolerabilidad a largo plazo. Todavía no ha quedado claro si el uso a largo plazo de una estimulación por medio de impulsos eléctricos tiene efectos negativos en el nervio de la lengua. Aunque el marcapasos de lengua puede utilizarse en Europa, puesto que cuenta con una homologación «CE», seguimos sin contar con una valoración definitiva sobre su uso y sus riesgos.